Las migraciones de España a Iberoamérica desde la Independencia

Lunes, 11 Octubre, 2010

Consuelo Naranjo

Entre 1820 y 1930 alrededor de 60 millones de europeos emigraron a América. España se incorporóa este fenómeno de manera tardía compartiendo elementos comunes con los países del mediterráneo (Italia y Portugal) sobre todo en cuento a las frecuencias, pero con cierta especificidad. Entre 1880 y 1930 (período conocido como “emigración en masa”) emigraron algo menos de 4.500.000 españoles. Todas las zonas de España participaron en este proceso. Argentina y Cuba fueron los principales destinos seguidos de Brasil, Uruguay, Venezuela y México. La industrialización, el crecimiento económico, la oferta de tierras, la demanda de mano de obra abundante, la revolución en los transportes y la difusión de la idea de “hacer la América” contribuyeron a hacer de la emigración a partir de 1880 un fenómeno de dimensiones hasta ese momento desconocidas.  La crisis de 1929 supuso el fin de la migración en masa. A partir de 1945 las salidas hacia Iberoamérica comenzaron de nuevo aunque los destinos variaron y la composición de la emigración fue diferente. Venezuela fue el país que en esta nueva etapa recibió mayor número de inmigrantes, seguido de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Ecuador, Bolivia y la República Dominicana.
Viaje de ida y vuelta, generadora de culturas y redes familiares, comerciales y sociales, la emigración española a Iberoamérica termina su ciclo en los años noventa del siglo XX con el retorno de los emigrantes y sus descendientes. En los mismos años España se convirtió en un país de inmigración y recibía a centenares de miles de latinoamericanos, ecuatorianos, bolivianos, argentinos, dominicanos…
La emigración no obedece sólo a causas económicas y políticas. Hay otros factores socio-culturales como la propaganda y la imitación que hicieron y hacen que la emigración se convierta en un fenómeno de grandes dimensiones. Así mismo, la emigración no es producto sólo de iniciativa individual de una estrategia familiar. Varias variables están detrás de la decisión de partir como son la existencia de una infraestructura económica, social, familiar y política. En los procesos migratorios, tanto históricos como actuales, junto a los tradicionales mecanismos de expulsión y atracción (económicos y políticos), actuaron otros factores como son las redes organizativas y de captación, las estrategias familiares y distintos procesos culturales. Éstos orientan las corrientes migratorias, explican los destinos, las variaciones y la especificidad de los asentamientos por procedencia. La existencia de redes y cadenas migratorias facilitaron, activaron y agilizaron antes y ahora los movimientos de población.
La migración (emigración y retorno) fue y es un agente de modernización en diferentes campos, desde el urbanístico, al comercial y económico. Las remesas de los aportaron dinamismo a la economía a la vez que contribuyeron en España, en gran medida, a detener la proletarización del campesinado al evitar la venta de las tierras de las familias de migrantes.  La experiencia española puede servir para canalizar e invertir las remesas que actualmente se realizan desde nuestro territorio a Iberoamérica, más aún si tenemos en cuenta que en algunos de estos países las remesas suponen el segundo renglón económico y un porcentaje elevado del PIB.
Por otra parte, es interesante ver cómo la adaptación e integración de los migrantes son fenómenos que guardan una estrecha relación con la imagen que se tiene de estos colectivos, hecho que a su vez está vinculado, entre otros elementos, con las actividades económicas que desempeñan. 
 
Aut.: Consuelo Naranjo Orovio
Colección ¿Qué sabemos de? Ed. Catarata y CSIC
De imperios y colonias: sociedades y culturas atlánticas (*)